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Mostrando entradas de enero, 2025

Una biblioteca pacifista

 

Mis poemas

Son míos porque algo me dicen. Porque me conmueven de algún modo. Porque me afectan. Porque me aluden. Porque me implican. Porque me explican. Porque me inquietan o me intrigan. Porque me divierten. Porque, desde la primera lectura, los sentí cercanos y eso ha hecho que acabe sintiéndolos propios. Porque a fuerza de releerlos los memoricé sin esfuerzo y los tengo clavados en el lóbulo temporal. Son míos porque son parte de mí. Como estos cuatro versos de Yo voy soñando caminos de Antonio Machado. Debí de leerlo por primera vez en la escuela –gracias, maestro- y lo que me gustó inmediatamente, sin poder explicarlo entonces, es el juego con las palabras, la poderosa presencia de los verbos, cinco en tan breve espacio: los usos pronominales, el metafórico “serpea”…, la rima abrazada –rece, ea, ea, rece- de la redondilla, y la inquietante sensación del camino que se difumina y se borra, y que “blanquea” por contraste con los campos oscurecidos de pinos y encinas en el horizonte anocheci...

La magia de la biblioteca (provincial)

La cita era a las 10:30 horas. Y cada día, durante tres, los alumnos/as de 1º ESO del IES Mare Nostrum hemos visitado la Biblioteca Provincial . Salimos a las 9:15 y, después de pasear tranquilamente por la avenida de Velázquez, avenida de la Paz y avenida de la Aurora... llegamos a la Biblioteca. Allí nos recibió una chica muy simpática, llamada Ana . Ella nos dio la bienvenida y nos estuvo guiando por las distintas estancias y secciones. (Antes, algunos entregamos un documento firmado para que nos hicieran el carnet de préstamo .) En la planta juvenil, Ana nos hizo un truco de magia que consistía en hacer aparecer y desaparecer un pañuelo. También nos explicó cómo se ordenan y clasifican los libros.  Después cambiamos de sala, y pidió voluntarios para que leyeran una parte de distintos libros, y los demás teníamos que adivinar qué libro era. Y nos hizo más trucos de magia: hacía aparecer y desaparecer luces rojas entre sus dedos. Luego tuvimos que encontrar en las estanterí...

Blackwater I: La riada

“El agua negra lamía las paredes de ladrillo del ayuntamiento y del Hotel Osceola, pero por lo demás permanecía muda e inmóvil. Quienes no han vivido nunca una inundación imaginarán tal vez que los peces entran y salen de las ventanas rotas de las casas sumergidas, pero no es así. En primer lugar, las ventanas no se rompen, ya que, por muy bien construida que esté la casa, el agua se filtra entre las tablas del suelo, de modo que alcanza la misma altura dentro de la despensa que fuera, en el porche. Pero es que, además, los peces no abandonan nunca los cauces originales de los ríos, como si los seis u ocho metros más de libertad de que disponen ahora no existieran. El agua de las riadas es repugnante y está llena de basura repugnante, y, por mucho que les disguste la desacostumbrada oscuridad, los siluros y las doradas se quedan nadando en círculos confusos alrededor de sus rocas, sus algas y sus pilares del puente.” (p. 4) Las alumnas Clara, Beatriz, María, Irene, Alesia, Rocío, Marce...

Concurso de razonamiento

 

Pensar: de cada cual según su necesidad

"La puerta de las estrellas"