por Lucía García Carrasco
Durante el recreo
me senté en una de las mesas de la biblioteca para estudiar Historia. El examen
sobre Cristóbal Colón y la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano me pilló
desprevenida.
Ya cansada de
estudiar, eché un vistazo a la biblioteca. Libros repletos de historias, tanto
reales como inventadas.
En ocasiones me
gusta imaginarme en mi cabeza historias, ya sean de libro que suelo leer, de
películas o series que veo o incluso de propias cosas que invento. Es como
quitarse un peso de encima, funciona.
Siempre me he
preguntado cómo sería mi vida si fuera otra persona o incluso un animal. Cómo
sería si viviera en otro lugar.
Por ejemplo, si
fuera Alpha, el pez betta de la biblioteca, siempre estaría agobiada.
El solo hecho de
que la gente se me quede mirando como si fuera una obra de arte me da repelús.
Hasta el hecho de nadar en círculos me agobia. Aunque tengo curiosidad: qué se
sentirá al ser un animal…
El molesto sonido del timbre me sacó de mis usuales pensamientos… Supongo que, como dicen, “la cabeza es la pecera de las ideas”.
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Lucía y Laura |
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