por Francisco Miguel Macías Rodríguez
(Escucha el relato leído por su autor)
Con gran
entusiasmo recorría los mares de su limitado mundo, mas su imaginación era
finita en extensión.
Hombres y mujeres,
niños y ancianos, pocos fueron aquellos que no se fijaron. Un pez desprovisto
de función, pues tratado como decoración era.
Alpha, un día,
recibiría una nueva, ¿será otro pez? ¿otro lector?, preguntas no quedaron en la
remesa. Para su sorpresa fue más que un pez, más que un lector, fue una
estudiante de intelecto superior; aficionada a la fauna marina, su nombre
resultó ser Katarina.
Muchas mejoras
realizó a su acuario y sus días, desde algas hasta una gran amiga. Días y noches,
tardes y mañanas, allí estaba Katarina, sumida en su lectura sobre la fosa de
Las Marianas.
Pronto Alpha
hallaría la verdad, un mundo inmenso que jamás pudo imaginar. Gran tristeza
perforó su pecho, pues no podía creer la traición que Katarina le había hecho.
No nadaba, no dormía, tampoco comía; todo para descubrir que entre cuatro
paredes moriría.
Ingenuo fue Alpha, pues Katarina le hizo entrar en razón, pronto su corazón recobraría la ilusión. Un día Katarina comenzó a leer fantasía, en aquel entonces Alpha descubrió más mundos que jamás imaginaría.
Fran y Olga |
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