por Fernando Florido Avalo
Y por primera vez
vio la luz… En ese mismo instante eclosionó aquel cascarón del que nació un
pequeño pez al que más tarde llamarán Alpha, pero ahora no tiene a nadie para
que le aporte un nombre, ya que se ubica solo en medio del mar, con la
supervivencia como único objetivo… Hasta que un día fue arrastrado y capturado
por uno de los mayores terrores de todas las especies marinas: una red de
pesca. En ese momento, Alpha no era consciente de lo que iban a hacer con él.
Ni él recuerda cómo, pero en un corto periodo de tiempo, Alpha empezó a
despertar en una pequeña cápsula rellena de agua delimitada por paredes
transparentes. A través de esas paredes, Alpha veía un ambiente totalmente diferente,
en el que grandes seres terrestres lo observaban atentamente y a veces lo
alimentaban con una comida que no le agradaba del todo. No tuvo que pasar mucho
tiempo para que se diera cuenta de que debía permanecer allí solo por el resto
de sus días, y de que aquel lugar no era su verdadero hogar. No quiere estar
allí, pero no puede impedirlo.
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Fernando compadeciendo a Alpha |
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